Ya de regreso a mis tierras verdes y húmedas de mi viaje a Corfú, la Kerkyra de los griegos, una isla verdaderamente bella y hermosa de naturaleza y gentes.
Durante largo tiempo esperé hacer este viaje, algo mágico me llamaba... y una vez allí quedé cautivado por lo maravilloso de sus paisajes de olivos y cipreses, el azul impresionante del mar Jónico, la azarosa historia de la isla, poblada por tantas civilizaciones desde el siglo VIII A.C que han legado un presente cosmopolita y abierto, lleno de vida en sus calles y plazas...
Y la tranquilidad de sus playas y calas, descendiendo desde acantilados vertiginosos para encontrar aguas cálidas y tranquilas...
Me propongo en este blog descubriros, a modo de cuaderno de bitácora, los encantos de Kerkyra, haceros llegar de algún modo ese olor a bosque mediterráneo, a olivos, a bouganvillas, a miles de flores que todo lo invaden, penetrando en la memoria para no irse jamás.
Por algo el santo de la isla es Agios Giorgios, si es que hay conexiones en la vida a las que uno no puede sustraerse!!
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