La primera vez que te vi fuiste hostil, ruidosa, un verso no más, cuentos que decís vos, no más que casas y muchos mitos, allá un café, acá palabras sin fin.
Pero regresé a verte y, créeme, esta sí, que me enamoré. Hasta creí llorar el día que vi amanecer desde una ventana de hotel, cerca mis nostalgias, lejos el horizonte del río.
Ahora de vez en vez regreso a vos, como un tonto enamorado de unas veredas cansadas, de unos aires que necesito respirar, de un olor a viejo que me sabe a vida nueva.
Ya pronto nos vemos, vos sólo espérate, sé que lo harás, qué tonto es sentir amor por una ciudad, ¿verdad?, ese laberinto de calles y espejos en los ojos...
No te tenía tan poeta...muy bello.
ResponderEliminarGracias, Lorena! No se me da mal la literatura... aunque tengo poco tiempo a practicarla ;)
Eliminar