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viernes, 22 de julio de 2016

El Parque Dorado de Sama, jardín histórico y Patrimonio Cultural (I)

Ya están aquí los días estivales, en los que invariablemente desde hace muchos años los salmerones -y todos aquellos que nos visitan por estas fechas- celebramos con familiares y amigos nuestra puntual cita con las fiestas patronales de Santiago Apóstol. Y son estos días, con el orgullo feliz de todos los que nos sentimos de Sama de Langreo, en que lo haremos aún más si cabe de enhorabuena, porque el ya centenario Parque Dorado, el centro de la fiesta, el espacio verde y libre en el que jugamos, paseamos y disfrutamos desde niños, nuestro parque, ya es oficialmente Jardín Histórico del Patrimonio Cultural de Asturias.  

Orgullo, emoción, nostalgia y miles de recuerdos de ya medio siglo en que el Parque Dorado es parte de mi vida y de mi amor por Sama. Las calles, las veredas y los rincones de ese parque que me vieron crecer y descubrir la vida, a las que siempre sueño con regresar hasta desde los más remotos y hermosos lugares a los que me llevan mi trabajo y mi vocación viajera…

Así es que, por primera vez durante estas fiestas de Santiago, caminaremos, bailaremos y reiremos al calor de la sidra, hollando con nuestros pasos un espacio que es historia mineral, vegetal y sobre todo humana de las gentes de Sama, pero que ya forma parte también de pleno derecho de lo más destacado de la historia y la cultura asturiana.

Pero desde ahora debemos hacerlo con responsabilidad ciudadana, pues la distinción como "Patrimonio Cultural" del Parque Dorado también conlleva su protección y cuidado, el necesario respeto por el entorno, su vegetación, sus edificios y esculturas, su larga historia desde las primeras y convulsas décadas del siglo XX hasta nuestros tiempos.


Declaración como Jardín Histórico

A propuesta en 2015 del Real Instituto de Estudios Asturianos y con los informes favorables de la Real Academia de la Historia y la Universidad de Oviedo, nuestro Parque Dorado fue seleccionado hace sólo unos meses, en disputa con otros 50 jardines de la región, dentro del selecto grupo de los 16 jardines históricos incluidos en el Inventario de Patrimonio Cultural del Principado de Asturias.


La Ley del Principado de Asturias 1/2001, de Patrimonio Cultural define los jardines históricos como los espacios resultantes de la ordenación por la intervención humana de elementos naturales, eventualmente complementados con edificaciones o estructuras de arquitectura o de ingeniería. 

Prosaica definición, pues preferiremos la del Consejo Internacional de Monumentos y Sitios Histórico-Artísticos (ICOMOS), que afirmó en 1982 que un jardín histórico es una composición arquitectónica y vegetal que, desde el punto de vista de la historia del arte, tiene un interés público y, esencialmente, es una composición de arquitectura cuyo material es esencialmente vegetal y, por lo tanto, vivo, perecedero y renovable. 

En definitiva, un espacio verde en el que confluyen un origen o pasado histórico, del que son reflejo sus estructuras de fábrica, con unos valores estéticos, botánicos y paisajísticos de especial relevancia para su protección como bien cultural.

Entre los otros espacios verdes asturianos que han obtenido la distinción de Patrimonio Cultural como el Parque Dorado, encontramos magníficos ejemplos de arquitectura y paisajismo socioecológico urbano creados con el ensanche y modernización de nuestras ciudades (Parque del Campo de San Francisco en Oviedo, Parques del Muelle de Avilés, Parque de Isabel la Católica en Gijón) y espectaculares jardines de la nobleza, los indianos y la burguesía industrial asturiana que sobrevivieron a los tiempos de esplendor: los más conocidos son los Jardines del Palacio de Ferrera de Avilés, Jardines de la Fundación Selgas-Fagalde en El Pito-Cudillero, Jardines de la Fundación Evaristo Valle en Somió, Jardín de La Isla  –hoy parte del Jardín Botánico de Gijón-, Jardines de la quinta Guadalupe de Colombres –que alberga la sede de la Fundación Archivo de Indianos-...

Arquitectura, botánica, arte y vida en armonía.

El Parque Dorado

Corazón y alma verde de Sama desde los albores del siglo XX, es uno de los parques públicos más extensos y hermosos de Asturias, con sus casi 28.000 m2.

El parque fue construido con el impulso del entonces Alcalde D. Antonio María Dorado (1890-1902), quien contrató a D. Manuel del Busto como arquitecto municipal, encargándole la misión de dirigir las obras sobre terrenos aluviales del Nalón.

La idea de construir el parque surge tanto de la necesidad de defender a la población de las fuertes avenidas y frecuentes desbordamientos del río Nalón (intensificadas tras los cambios que sufrió su cauce en el XIX por las explotaciones mineras e industriales), como de la oportunidad de dotar de un espacio de paseo, recreo y esparcimiento a la pujante villa burguesa y comercial que se urbanizaba por entonces.

Los terrenos en la margen izquierda del río Nalón se rellenaron inicialmente con estériles y escombros de las minas cercanas, cubriéndose la capa superior con tierra vegetal, de moliéndose algunas viejas construcciones aledañas.

El Parque, de planta rectangular que sigue el curso del río, tiene un estilo entre romántico y clásico, con influencias industriales propias de su época de origen y expansión. Su edificio más destacado es el Quiosco de la Música (1906, obra también atribuida a Manuel del Busto).

Paseando por su amplia calle central y sus zonas ajardinadas, entre árboles ya centenarios, descubriremos la bella Fuente de la Samaritana, el Estanque de los Patos, pisaremos el lugar donde estaba hasta hace unos años el Estanque de los Peces


Y nos podremos detener a admirar sus valiosas esculturas, bustos de próceres langreanos, y las que son verdaderos símbolos de Sama, como la que aún permanece incólume de lo que fue el Monumento al Trabajo, erigido al esfuerzo y al sacrificio de las gentes que cayeron en la mina y la siderurgia, o el Monumento a Luis Adaro, “La Carbonera”, entrañable símbolo de nuestra historia minera.


Y qué decir de su espléndida vegetación arbórea y herbácea, de su valor botánico y ecológico, de sus secretos e historias salmeronas…, pero de ello seguiremos escribiendo... (continuará).

- Jorge Vallina Crespo (Sama,1968)

En recuerdo a mis abuelos, Pedro y Celsa, patrimonio humano de la historia de Sama, 
que tantos días pasearon felices por el Parque Dorado...


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