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| Soto de Agues (Parque de Redes, Asturias) |
Las distintas ecoetiquetas y certificaciones turísticas aportan valor a la empresa turística en el sentido de que promueven la transparencia, la credibilidad y un proceso sistemático y global de mejora continua, de uno o varios o todos los parámetros de la sostenibilidad.
Ahora bien, un claro problema es la confusión para el mercado de distintivos promovidos desde diversas instituciones y organismos, o desde la iniciativa privada. A mi juicio, se debe apostar por aquellas que cuenten con un reconocimiento claro por parte de las autoridades turísticas y otras. Eso facilitaría su promoción y evitaría la confusión del cliente (con todos sus defectos, y estoy de acuerdo en que ya hace mucho que la hotelería debe pasar de ese estadío del aseguramiento de la "calidad", ése fue el éxito de las normas de calidad turística).
En ese sentido, el proceso de normalización internacional ISO ya integra en el concepto de calidad más dimensiones de la sostenibilidad en la gestión de empresas turísticas.
A la hora de apostar por una hotelería sostenible, lo primero que se debe hacer es una reflexión estratégica y tener una visión de cómo y cuánto de sostenibles queremos ser en función de las características, el entorno y el target actual y potencial de clientes. A partir de ahí, se puede desplegar esa estrategia en acciones en varias líneas a favor de la sostenibilidad y saber comunicarlas para que el cliente perciba ese esfuerzo y ese valor añadido de la experiencia o de la estancia en el alojamiento (marketing), sin ser necesaria una certificación o ecoetiqueta.
Hoy en día, en un mercado muy competitivo y global, disponer de un estándar reconocible aporta transparencia, reconocimiento y reduce los esfuerzos necesarios para comunicar todo aquello que hacemos. Visibilidad. Confiabilidad (hay "alguien" que valida nuestra gestión ambiental o sostenible) Y si nuestra demanda es corporativa o internacional, tened por seguro que tendremos mucho ganado.
Hay esquemas válidos si queremos certificar como "ecológica" nuestra oferta turística (etiqueta ecológica europea u otras). Ojo, no sólo se centran en aspectos ambientales, no olvidemos las múltiples derivadas sociales y económicos de los requisitos de aquellas. Un paso más allá es demostrar la mejora continua con certificaciones de procesos (ISO, por ej...), que dan solidez y metodología.
Hay varios modelos que integran de una forma global todas las dimensiones de la sostenibilidad, con mayor o menor alcance y con diversos enfoques, desde los elaborados por certificadoras (por ejemplo, el modelo TÜV Star Tourism es muy bueno) a otras instituciones. La norma guía ISO 26000 y otros sistemas de gestión de la RSE, adaptados a la realidad hotelera, pueden dar mucho juego, al igual que las herramientas de reporting tipo GRI, etc. Sobre todo, en hoteles de envergadura o cadenas hoteleras.
También, por su sencillez y enfoque global, me parece muy válido el Sistema de Turismo Responsable Biosphere.
En resumen, hay múltiples vías para aproximarse a la sostenibilidad en un proceso asintótico y más o menos gradual. Ahora, también debemos conseguir comunicarlo efectivamente al mercado para generar valor, con o sin certificación o ecoetiqueta (sin ellas es un poco más complicado, pero se puede a través de la innovación y la creatividad). La sostenibilidad es también económica...
Finalizaron con éxito y muy buena participación de todos los empleados las jornadas de sensibilización capacitación en gestión hotelera sostenible del hotel Los Cauquenes Resort & SPA en Ushuaia, que desarrollamos con Proyecto Sustentable.
